24.8.13

Dime por qué ? El extraño caso de los Flying books

Hasta hace muy poco, en realidad no sabemos cuánto, nos encontrabamos contabilizando libros. 
Recordamos también que no hace mucho, nos ofrecieron, en una antigûa biblioteca de Mendoza, ser voluntarios: el trabajo consistia en abrir cuidadosamente libros y pincelarlos durante por 4 horas protegidos con  guantes de hule y barbijo. 
Del resultado de ese tiempo, se producia un pequeño montículo de polvo, que se acumulaba muy cerca del torax que producia comentarios. 

Hablabamos de las cenizas de los libros; comparábamos las mismas en función de las páginas pintadas.
Eramos quizàs, los protectores de incunables, que esperaban nuestro paso, para ser abiertos, dado que en muchos casos, se habian sumado al olvido de los lectores. 
Fue en esas horas de trabajo, en esa atmófera, en el pasaje de páginas sin miradas, la idea de Flying books que tan bien representara Boltanski en la instalación realizada el año pasado en su homenaje a Borges en la ex Biblioteca Nacional (1902), ahora Centro Nacional de la Música.




Una tarde, fuimos testigos del siguiente diálogo:
- Cuántos libros hay en esta biblioteca ? nos pregunto un pequeño de grandes ojos
- es importante? contestamos
. 
- Si. señalo. De esta forma, se cuán grande es el mundo

La capacidad de mesurar, de contabilizar, de marcar, de agrupar, es anticipatoria a todo proceso de escritura. En realidad, tanto su historia, como el mismo proceso cognitivo, han tenido ese mismo punto de partida (conjugamos ese verbo no extrañamente sino lo puntuamos particularmente dado que la apertura de lo digital ha comenzado a mutar este mismo proceso). 

Lo extraño o particular de este punto, es justamente que otro tiempo ha llegado, todo tiene otro sentido mixturado a través de una gran complejidad. La misma en algunos casos, nos petrifica de cierta manera como la estatua de metal que observamos en el comienzo del post. En otros, nos deja a la deriva de los vaivenes de lo digital, sumandonos a la retórica de extraños memes o de noticias/videos virales

Nuestra dieta cognitiva, nuestro consumo de medios, pendula entre lo analógico y lo digital, entre lo material y lo inmaterial, entre lo mesurable y lo incontable. Como señala Manovich, habitamos ubicuamente un software cultural, que nos va delineando como sujetos.





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